Los siguientes criterios de calidad están basados en la obra de Benjamin Graham, el padre del value investing. El objetivo de los criterios de calidad es delimitar las empresas que son aptas y no aptas para la inversión, de esta manera las empresas que cumplen la mayoría de los criterios serán adecuadas para incluirlas en una cartera.
Las empresas más pequeñas se ven más afectadas por los sucesos económicos. Una empresa con una capitalización bursátil superior a 2.000 millones de euros tendría un tamaño adecuado para la inversión. Este criterio de calidad fue elaborado por Benjamin Graham, pero ha sido adaptado a la época actual. Graham consideraba que una empresa grande debía tener más de 100 millones de dólares en ventas anuales y un activo mayor a 50 millones de dólares.
El activo corriente debe ser por lo menos el doble que el pasivo corriente. El fondo de maniobra debe ser mayor que la deuda financiera a largo plazo. Se trata de un criterio un tanto duro, cuyo objetivo es alejar a los inversores de las empresas más endeudadas. Benjamin Graham desarrolló este criterio de calidad, afirmando que las empresas que lo cumplieran tendrían una situación financiera suficientemente sólida.
Tan importante es la suma total de la deuda como la capacidad de pagar los intereses de la misma. Las empresas que presentan unos gastos financieros elevados en relación al EBIT tienen una baja capacidad de amortizar la deuda. Los intereses no deberían representar más de 1/3 parte del EBIT, aunque hay inversores como Warren Buffett que indican que no deberían superar el 15 % y otros autores utilizan el EBITDA.
Durante la última década, la empresa debe presentar beneficios positivos. También se analizará el impacto en sus cuentas en la crisis de 2008. Este criterio de calidad fue elaborado por Benjamin Graham.
Durante la última década, la empresa debe haber repartido dividendos recurrentes. Este criterio de calidad fue elaborado por Benjamin Graham.
Este criterio de calidad fue elaborado por Benjamin Graham pero ha sido adaptado. Graham consideraba que el beneficio por acción debía aumentar un tercio durante los últimos tres años. La adaptación viene determinada como consecuencia de la tasa de crecimiento del PIB mundial. Según el Banco Mundial, desde 1961, el PIB mundial ha crecido a una tasa anualizada del 3,5 %. Este criterio de calidad exige una tasa de crecimiento superior al PIB mundial, permitiendo así seleccionar las empresas con un crecimiento anualizado superior al PIB mundial.
No superar más de 15 veces el beneficio medio de los últimos 3 años. Este criterio de calidad fue elaborado por Benjamin Graham.
La cotización no debe superar 1,5 veces el valor contable. Si el PER multiplicado por el ratio del valor contable no supera 22,5 veces, se puede justificar pagar un mayor valor contable. Este criterio de calidad fue elaborado por Benjamin Graham.
Durante la última década, la empresa debe haber tenido flujos libres de caja cada año. También se puede aprobar este criterio si la suma de los flujos libres de caja de la última década es positiva. El flujo libre de caja se calcula restando al flujo de caja operativo las inversiones en inmovilizado (CAPEX). El objetivo de este criterio es identificar a las empresas que generan el efectivo necesario para mantener su actividad. Las empresas con flujos libres de caja pueden utilizar este efectivo para expandirse, repartir dividendos, amortizar deuda o invertir, utilizando su propia generación de caja. Este criterio de calidad ha sido elaborado por el profesor Pablo J. Vázquez.
Las empresas con márgenes marginales no ofrecen protección en caso de un ciclo bajo en la economía. Las empresas de calidad tienen los mejores márgenes de su sector. Este criterio de calidad ha sido elaborado por Philip A. Fisher.
La empresas familiares o con algún accionista de referencia que controle la gestión han demostrado estar mejor gestionadas que el resto. Las compañías familiares suelen tener unos balances muy conservadores, con bajo nivel de endeudamiento y mucha tesorería. Este criterio se traduce en la siguiente condición: el presidente y/o CEO de la empresa debe poseer un % significativo de las acciones. Este criterio ha sido elaborado por Francisco García Paramés
La dirección se puede beneficiar de manera casi infinita de la empresa a costa de los accionistas. Los aumentos elevados de los sueldos del consejo de administración son ejemplos de una mala directiva. Para observar si se cumple o no el criterio, se compararan los sueldos de la directiva con los beneficios de la empresa. Este criterio de calidad ha sido elaborado por Philip A. Fisher.
Estos criterios de calidad no son fórmulas mágicas ni garantías de éxito, pero sí constituyen un marco sólido para descartar empresas frágiles y concentrarse en aquellas con fundamentos consistentes. Son herramientas que ayudan a aplicar el sentido común en un entorno dominado muchas veces por la especulación y el ruido. En Bitácora de Valor, creemos que una inversión prudente y bien fundamentada empieza siempre por una buena selección, y estos filtros son el primer paso para construir carteras más robustas, racionales y alineadas con una filosofía de largo plazo.